Por Acoso entendemos cualquier situación que implique alguna forma de victimización, la cual involucra personas o grupos que se dedican a hostigar psicológicamente a otras personas en cualquier ambiente, ya sea familiar, laboral, escolar o social. En una situación de Acoso, encontraremos en el centro de la escena a victimarios y víctimas.
El Acoso es una forma de violencia constante que apunta a destruir al otro, existiendo en realidad como trasfondo una inconsciente necesidad del acosador de liberarse de sus propias angustias y negatividad. Culpando a la víctima, buscan descargar la destructividad instalada en ellos mismos.
Los victimarios de todas partes justifican su crueldad proclamando que la víctima es responsable de todos sus problemas y para triunfar en esto, deben de alguna manera oscurecer la inocencia de las mismas. La así llamada “teoría de la proyección” en psicología moderna puede inclusive brindar a los victimarios excelentes armas, porque entonces casi cualquier cosa puede ser interpretada como una consecuencia de los actos de la víctima. Sostienen así que sus víctimas están cosechando los resultados de sus propias acciones y por lo tanto son responsables de lo que les está pasando.
Habitualmente el acosador debe preparar el escenario para lograr su objetivo. Para ello buscará seducir a los testigos, ya que de lograrlo habrá despejado el camino para su accionar. A partir de allí buscará desestabilizar y confundir lanzando rumores que creen una mala imagen de la víctima, emitiendo mensajes confusos y contradictorios de los hechos y no tendrá ningún escrúpulo en mentir, descalificar o engañar, deformando la realidad.